El estudio, la contemplación de la naturaleza es el natural alimento de la inteligencia
y del corazón. Nos eleva y hace cernernos en las regiones superiores:
el mundo está a nuestros pies; nuestro pensamiento, fijo en las cosas del cielo,
nos inspira desdén por los miserables y frívolos intereses de aquí abajo. El escudriñamiento,
sólo el escudriñamiento de esas grandes y misteriosas verdades
contiene un poderoso encanto. CICERÓN.
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